LA PRESIÓN DEL AMIGO APROBADO

(Antes de nada, me cago en todo!!! se me ha borrado la entrada a la mitad y he tenido que reescribirla!!!) Fin de la pataleta.


Un día, volvía de la facultad con un amigo, de mirar las notas de un examen. Yo había aprobado y el suspendido. Estudiando la misma mierda, eso sí. Fuimos a su casa a coger nosequé, y nos encontramos a su padre en el salón (que por cierto, estaba el hombre hecho un señor, con un batín y una pipa, que recuerdo que pensé "coño Juanma, ¿tu padre es Sherlock Holmes?").

Total , que me presentan -"Este es Many, un amigo de clase" "Encantado" "¿Vas despeinado?" "No, es que yo no peino a mi pelo, mi pelo me peina a mí"....-
Evidentemente, el hombre preguntó a su hijo por las notas. Evidentemente, el vástago farfulló una excusa echándole la culpa al sistema, a Bush o a la conjunción planetaria, y reconoció que había suspendido.

Hasta aquí, todo normal, el problema surgió cuando el buen hombre se volvió hacia mí y me preguntó, ¿y tú?, ¿has aprobado?. ¿Y ahora que respondo? -pensé yo- porque si le digo la verdad no veas como dejo a éste. Pero si le miento, va a pensar que soy una mala compañía para su hijo (aquí es cuando pensáis en el identity y sonreís). Además, todos sabemos que los padres tienen superpoderes.

Así que dije la verdad. Verdad que provocó una de esas miradas de "me has defraudado como hijo, persona, ser humano y sevillista". Por cierto, que si papáSherlock hubiera tenido una bola de cristal para ver el futuro, no le habría echado esa mirada, porque mientras que el que escribe está jodido con las opos, no tiene novia y comparte un C4 de tercera mano con su hermana, mi colega tiene un buen curro, está felizmente casado (¡qué bodorrio!) y tiene un pedazo de descapotable, de esos de cuero por todos lados, gps y balcón a la calle.

¿Que a qué viene todo esto? Pues a que la presión de Juanma no era nada comparada con la que tengo yo en estos momentos. Y todo debido a que mi compi de oposición, amiga y cuasi madre adoptiva (a pesar de ser más pequeña que yo, jeje) ha aprobado. Y no me entendáis mal, me alegro un montón, mucho, infinito más uno, casi como si hubiera aprobado yo (que tarde más mala pasé ese día). Pero eso no quita de que tenga la frase maldita pendiendo sobre mi cabeza:

¡y ahora tú, cojones!

¿Ahora yo? Sí ahora yo. Porque no puedo fallar, porque se me acabaron las excusas. En definitiva, porque Bea está allí, (casi) al final del camino, haciéndome así con la manita. Todo el mundo espera que apruebes, te mira de forma rara "Ah, entonces un poco más y apruebas, que tú tienes más tiempo".

Y lo peor es que tienen razón. El verbo tener se convierte en tu compañero. Tienes que. Has de. (por cierto el presente de indicativo del verbo asir es "yo asgo", que no viene a cuento, y le jode el climax a la narración, pero mola).

Pero no quiero que esta entrada sea de las de "uff, qué penita". No. Coño, no. Nos venimos arriba. Podemos. Sí. Debemos. Sí. La presión del amigo aprobado se convierte en el incentivo del amigo aprobado, en la motivación. Ellos, nuestros amigos, nos marcaron el camino. Nosotros sólo lo seguiremos para encontrarnos con ellos.

" I hope to see my friend, and shake his (o sea, her) hand. I hope the Atlantic is as blue as it has been in my dreams. I hope"

.....

Como este final me ha parecido una mariconada de 8.5 sobre 10, sigo con la entrada.

La presión del amigo aprobado no es nada comparada con la presión del novio de la amiga aprobada. Todos hemos oído historias de mamoneos (y nunca mejor dicho) en la Escuela o en el CEJ. Esas historias ponen nervioso al novio más templado. Y al más caliente. Imaginaos como va la cosa cuando el novio de tu compi, que para más inri es muy amigo tuyo, para más in-inri es funcionario, ha sido opositor y ha pasado por un curso semejante, donde ha sido testigo de esas cosas que dan al traste con años de relaciones novio-opositil. Vamos, lo que viene llamándose una putada.

Y por mucho que confíe en su novia (y yo sé que pondría las manos y otros apéndices en el fuego por ella), le reconcome la suficiente duda como para que, mirándome a los ojos, me diga: "Don Manuel (me llama Don Manuel cuando estamos de cachondeo, o con unas birrillas.... creo que me llama Don Manuel siempre ;)) Don Manuel, tienes que cuidarmela en Madrid".

Que me lo dice de coña, y con la novia de cuerpo presente, y nos reimos y tal. Pero en el fondo de los ojos hay una chispa de miedo, una apelación (455 y siguientes LEC) al honor entre hombres, un "si hay que firmarlo con sangre, que por mí que no quede".

Y así estoy, afilando el florete, con la extraña sensación de que durante esos dos maravillosos meses en Madrid, me voy a llevar una hostia sin comerlo ni beberlo.

Bueno, aún estoy a tiempo de apuntarme a Krav Maga.

Pd1: acaba de subir el nivel de semiclandestinidad del blog un 250%. Bea, Jose, si algún día leéis esto, que espero que no, no os enfadéis. O al menos no tanto como para no dejarme jugar a la Wii.

Pd2 y termino, de verdad: Y se me ha olvidado la presión de tu hermana y de tu compi aprobada: "no vayas a dejar que lo líe una guarra" (para una simple cosa que quiere uno...)

Pdextra: la votación para la nueva entrada la termino el martes.